La empresa de componentes belga Grupo Punch ha presentado una oferta para reindustrializar las tres fábricas de Nissan en Barcelona, que implicaría, en principio, dar empleo a 2.200 trabajadores —más de los 1.647 operarios que no se podrán acoger a la prejubilación, porque han nacido a partir de 1970—. Sin embargo, con las condiciones actuales que plantea el proyecto, no tendría viabilidad, según fuentes de la negociación consultas por La Tribuna de Automoción.
El principal obstáculo es que la compañía de piezas habría pedido las patentes para fabricar la e-NV200 y la NP300 Navara «al menos dos años» de cara a poder desarrollar sus propios modelos que, en principio, realizaría para casi la totalidad de segmentos, a la vez que invertiría para crear una nueva nave de pintura, según adelanto Europa Press.
El hecho de que necesitar los permisos intelectuales de Nissan chocaría con los intereses de la multinacional japonesa, según ha podido saber esta publicación, al considerar excesivo el hecho de ceder las instalaciones con todo el instrumental y las inversiones realizadas durante 40 años de historia, los modelos que ha desarrollado e incluso podrían tener que emplear la red comercial porque a seis meses de comenzar el proyecto —en principio, arrancaría el 1 de enero de 2022, al día siguiente del cierre previsto por Nissan— el Grupo Punch no dispone de concesionarios, al ser un fabricante de componentes.
Aunque, en principio no se ha comenzado a negociar con la dirección mundial de Nissan, por las condiciones que fija para los dos primeros años es muy difícil que la multinacional acceda, ya que sería darle todas las armas a una compañía para que compita directamente con ella por los mismos clientes y en su mismo espacio. Algo que, como ya adelantó esta web, afecta a dos de cada tres iniciativas de producir vehículos presentadas al comité de reindustrialización.
Un grupo con 44 años de historia y asesorado por un ex Nissan
El otro lado positivo de esta oferta del Grupo Punch de reindustrializar Nissan Barcelona, además de que absorbería a todo el personal no prejubilable, es que la empresa belga se trata de una entidad sólida con 44 años de historia, que cuenta con una plantilla de 1.750 empleados repartida entre siete emplazamientos en Europa y China.
La compañía, propiedad de la familia Dumarey, fabrica en la actualidad transmisiones, a través de la división Power Glide; motores, con Punch Torino; sistemas de recuperación y almacenamiento cinético, mediante Punch Flybrid y factura alrededor de 500 millones de euros anuales en el mundo.
Por otro lado, otra cuestión que beneficia a Nissan Barcelona es que está asesorada por Andy Palmer, hombre fuerte de la nipona entre 2011 y 2014, que llegó a ser director de Operaciones de la compañía y que conoce Zona Franca y su atractivo a la perfección, ya que su estancia coincidió con la mejor época de la factoría catalana, cuando se adjudicó el Pulsar y mantenía la producción de comerciales y de la pick-up.
Por todo ello, si el Grupo Punch sortea los dos años hasta que pueda desarrollar sus propios vehículos —lo que ya en sí sería un hito porque pocos fabricantes de componentes han dado el salto a hacer coches— podría ser una de las soluciones más interesantes en un proceso en el que ya hay 17 proyectos de 13 empresas, que han presentado la documentación necesaria.
