Pablo M. Ballesteros / Pedrola (Zaragoza)
La familia X de Opel crecerá en octubre con la llegada a los concesionarios del nuevo Grandland X, un modelo que será el eslabón más grande de la cadena con 4,47 metros (frente a los 4,3 del Mokka X y los 4,21 del Crossland X) y que buscará ser el más premium de los SUV, sobre todo en el interior, de la misma forma que el Insignia lo es de las berlinas.
En cuanto a la mecánica destaca la entrada en juego de dos motores, uno gasolina 1.2 turbo de 130 CV, asociada a un cambio manual, y otra diésel de 120 CV, que sí que se podrá elegir con caja automática. Para 2018, anuncian la llegada de nuevos propulsores, aunque sin concretar más.
En principio, Opel lanzará el modelo sólo con versión 4X2 y no se plantea ampliar a 4X4, por consumo y coste. A cambio, incorpora un sistema de tracción que permite cinco modos de conducción.
Tecnológicamente, y para mejorar la seguridad de un modelo, cuyo precio de partida será de 25.100 euros, incorpora sistemas como el avisador de cambio de carril, alerta de ángulo muerto, detector de fatiga y el sistema OnStar.
Una gran apuesta de este modelo, cuyos pedidos comenzarán el 5 de julio, ha sido conseguir un peso reducido, y lo han logrado con una tara de 1.350 kilos, lo que se traduce en un coche más eficiente. También han querido diseñar un modelo espacioso y el resultado ha sido un maletero de 514 litros, ampliable a 1.652 con los asientos abatidos.
“Optimistas con el Crossland X”
Por otra parte el más pequeño de los SUV de Opel, que además se ensambla en la fábrica de Figueruelas, ha sido recibido con una buena acogida puesto que según su jefa de Producto, Marina López, desde abril ya se han registrado 2.000 pedidos en España.
El buen dato no ha pillado a la marca alemana por sorpresa porque en los últimos siete años la demanda de SUV pequeños se ha multiplicado por cinco.
