Un nuevo anuncio de Donald Trump ha vuelto a poner en jaque la relación comercial con México, y especialmente, con la industria del motor: el 10 de junio, EEUU establecerá aranceles del 5% para todos los bienes que lleguen del país latinoamericano.
Las tarifas se irán incrementando progresivamente, «hasta que el problema de la inmigración ilegal se resuelva», afirmó el presidente en su cuenta de Twitter. De esta forma, cada mes el porcentaje subirá un 5%, hasta el mes de octubre, cuando alcance el 25%. Según Trump, México «se ha llevado el 30%» de la automoción estadounidense, pero ahora las firmas regresarán para no tener que pagar aranceles.
Por el momento, el mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha afirmado que por el momento no establecerá impuestos recíprocos. En lugar de esto, ha mostrado una actitud pacificadora, con la publicación de una carta y varios mensajes en redes sociales en los que ha subrayado la relación de amistad que une a los dos países. «No va a haber guerra comercial, vamos a hacer entrar en razón a Trump con autoridad y soberanía, lo que no han hecho otros gobiernos», ha remarcado en una rueda de prensa.
Impacto en el sector
En 2018, la importación de vehículos y piezas a EEUU desde el vecino del sur llegó a los 98.300 millones de dólares, lo que le convierte en su socio estratégico más importante en el sector; un aspecto que se ha notado en los mercados.
Tras las noticia, las marcas con fábricas en México sufrieron un revés en la Bolsa: las acciones de los alemanes Daimler, BMW y Volkswagen cayeron (-1,83%, -1,63% y -1,76%), al igual que las de los japoneses Honda (-4,26%), Nissan (-5,39%) y Mazda (-7,03%).
A la espera de que se formalice o no el anuncio de Trump —algunos senadores republicanos se han mostrado escépticos con la medida y está por celebrarse una reunión bilateral entre altos funcionarios en la Casa Blanca, que estaría liderada por el vicepresidente estadounidense, Mike Pence—, los fabricantes también están calculando cuánto les costaría la entrada en vigor de los aranceles.
Por ejemplo, Toyota, que cuenta con una planta en Baja California y prepara la puesta en marcha de otra más en Guanajuato, estima que para sus proveedores principales el impacto podría traducirse en una cantidad que ascendería hasta un máximo de 1.070 millones de dólares, según recoge un correo electrónico al que ha tenido acceso Reuters.
En cuanto al Grupo Volkswagen —con presencia en México a través de sus instalaciones de Puebla (Audi y Volkswagen) y Guanajuato (Volkswagen)—, ha emitido un comunicado en el que defiende que las tarifas, finalmente, repercutirán en el consumidor estadounidense, dado que los precios de sus unidades subirían de precio. La acción, ha enfatizado el grupo alemán, también pondría en riesgo las inversiones a largo plazo que han hecho en EEUU.
