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Mercedes Benz 300 E de: uno de los pocos híbridos diésel

El híbrido diésel del fabricante alemán puede ser una solución poco habitual en el mercado, pero que tiene sentido si se toma en cuenta la alta eficiencia energética y sus 306 CV de potencia.

Mercedes E300 625

Ningún segmento se librará de la ofensiva de electrificación de Mercedes. Dentro de su programa EQ presentan tres frentes: EQ Boost (sistema mild-hybrid de 48v), EQ Power (híbridos) y EQ (100% eléctricos). De estos, únicamente falta que llegue el EQC, su SUV cero emisiones, para cerrar el círculo.

Tanto es así que en 2019 esperan tener un 40% de sus ventas en modelos electrificados, y para 2020 pretenden tener 20 modelos enchufables a la venta. Sus tres berlinas perennes, las Clase S, E y C ya tienen modelos enchufables, y el año que viene se les sumarán las Clase A, B y el todocamino GLE.

Para estos ambiciosos objetivos es importante abarcar todas las propulsiones. Por eso después del Clase E 300 híbrido enchufable gasolina, ahora llega su versión diésel (300 de). Una solución poco habitual en el mercado, pero que tiene sentido si se toma en cuenta la alta eficiencia energética, los bajos consumos y las emisiones contenidas de óxidos de nitrógeno que consigue el gasóleo.

En concreto, Mercedes ha unido un propulsor eléctrico de 90 kW (123 CV) a su motor OM 654, el bloque de aluminio de cuatro cilindros que introdujeron en el Clase E cuando lo renovaron en 2016. Al órgano modular se le pueden añadir dos pistones más para convertirlo en el hexacilíndrico disponible en la Clase G, S, E o CLS.

En el E 300 de, en concreto, supone una cilindrada de 1.9 L y 194 caballos —potencia en conjunto de 306 CV—, capaz de unas cifras impresionantes: aceleración de 0 a 100 en 5,9 segundos, par máximo de 700 Nm, emisiones de NOx en torno a los 50 mg/km (los límites de laboratorio según la legislación europea son 80 mg) y consumos en las pruebas dinámicas inferiores a los 3,5 litros de gasóleo por cada 100 km.

Para mejorar la eficiencia, los ingenieros de Stuttgart incluyeron un ingenioso sistema de inteligencia artificial que se anticipa a las condiciones de la carretera, ya sea una reducción de velocidad más adelante, la aproximación de una curva, la presencia de una pendiente o, incluso, el estado del tráfico. El coche es capaz de indicar la conducción óptima al conductor a través de señales en el panel de instrumentos y a través de un punto de resistencia en el pedal de aceleración.

La cantidad de código que tuvieron que programar los informáticos para la centralita del Clase E es ingente. Simplemente en cuanto a modos de conducción, se puede elegir entre 10 configurados por la fábrica y uno adicional, personalizable por el conductor. En concreto, se pueden elegir: Sport, Sport+ y tanto Comfort como Economy permiten seleccionar, respectivamente, cuatro formas diferentes de regular la intromisión del propulsor eléctrico.

La autonomía en el modo cero emisiones es de 53 km, lo que le concede la etiqueta Cero de la DGT. Esto se produce gracias a una batería de 13,5 kWh alojada en el maletero, que quita un poco de espacio útil, pero al ser una berlina del Segmento D, las dimensiones son generosas. Como paquete opcional a la compra de un híbrido, Mercedes ofrece la instalación de un Wallbox en el hogar del propietario (1.600 euros).

Mercedes E302 625

Partiendo de una carga del 20%, el tiempo para rellenar la batería con una instalación rápida de 7,4 kWh —como en dicho Wallbox— tarda hora y media. En una instalación convencional de 8 amperios y una toma Schuko, la espera aumentaría hasta las seis horas.

Mercedes sabe que, a diferencia de otros fabricantes, uno de sus mayores reclamos es hacer gala del ADN de su propia marca y, si no se repara en los detalles, como la cubierta en el paragolpes trasero para introducir el cargador o los emblemas EQ, el hecho de que fuera un híbrido diésel, una de las rarezas del mercado, pasaría completamente desapercibido.

Y es que, tanto por dentro como por fuera, es un Clase E en toda regla: mismas líneas, proporciones y equipamiento. La misma calidad en los acabados, en los detalles, la misma capacidad de comportarse civilizadamente cuando se requiere, como de entregar los 700 Nm de potencia al instante. Además, a diferencia del híbrido gasolina, también está disponible en versión familiar (70.100 euros) en vez de exclusivamente berlina (67.400).

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