Juan Roig Valor / Madrid
El Ministerio de Economía y las comunidades autónomas están dando las puntadas finales al Manual de Procedimiento 7.3, que regulará la inspección técnica de vehículos a partir de que su reforma sea efectiva, el 20 de mayo. El texto será aprobado, previsiblemente, durante la primera quincena de este mes y una de las mayores novedades que introduce es el análisis de la centralita de los coches a través del conector OBD, usando máquinas de diagnosis electrónico, según confirman a La Tribuna de Automoción fuentes ministeriales.
A pesar de que estos dispositivos —que ya han sido cedidos por empresas como Bosch o Delphi a los centros para que se familiaricen con su uso— cuentan con la capacidad de medir muchos más parámetros del ordenador de a bordo, a raíz del documento 7.3 se limitarán únicamente a comprobar el estado y funcionamiento del sistema de emisiones de los modelos Euro 5 y 6, que son los que disponen de centralitas más sofisticadas.
La comprobación comenzará desde el 20 de mayo a modo de prueba y con caracter informativo, sin embargo, desde mediados de septiembre se aplicará de manera efectiva, es decir, si se detecta un fallo considerado grave, el vehículo no superará la inspección, según fuentes de Economía.
Este procedimiento no servirá para erradicar casos de fraude como el Dieselgate, sino que permitirá acabar con cierta picaresca existente en la actualidad. En estos momentos, la única manera de verificar el estado del sistema de emisiones es visual a través de los pilotos del cuadro de instrumentos, que pueden ser desactivados con facilidad.
Una vez haya entrado en vigor la nueva ley, el próximo mes, los grupos de trabajo de la Conferencia Sectorial de Industria y Pyme se pondrán a redactar la próxima edición del manual, que aprovechará aún más el potencial de las máquinas de diagnosis, según indican a este medio fuentes de Ancera. Este documento verá la luz, previsiblemente, a finales de 2018.
Desde Economía estiman que en un futuro se llegarán a medir los niveles de CO2 y de NOx, pero primero será necesario que Bruselas y las asociaciones de inspección europeas acuerden los niveles máximos y el método para registrarlos, después de que ya se hayan desarrollado máquinas.
Estas mismas fuentes opinan que, una vez se hayan establecido esos parámetros, se implementará la medición en varias fases. La primera de ellas destinada a dar con los vehículos que superen notablemente los baremos fijados, para después ir paulatinamente cerrando el cerco a los gases nocivos.
