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Incorporar cuatro tecnologías de seguridad a los coches salvaría la vida a 419 personas al año

Ignacio Anasagasti / Madrid

Un parque de automóviles en España equipados con tecnologías de seguridad avanzadas puede tener efectos muy significativos a la hora de reducir la siniestralidad en nuestras carreteras. Según un estudio de la Fundación Línea Directa, realizado en colaboración con Centro Zaragoza (instituto de investigación de referencia en la reparación de vehículos), si los coches incorporaran el sistema autónomo de frenada de emergencia, el de ayuda para el mantenimiento del carril, el de detección de fatiga y el de monitorización de los ángulos muertos, se podrían recortar un 27,5% los accidentes con víctimas en nuestro país, es decir acabar con 22.893 todos los años, lo que se traduciría en salvar la vida de 419 personas, así como disminuir los heridos graves y leves, en 2.371 y 31.064 personas, respectivamente.

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Sistema de frenada automático de Volvo

Ignacio Anasagasti / Madrid

Un parque de automóviles en España equipados con tecnologías de seguridad avanzadas puede tener efectos muy significativos a la hora de reducir la siniestralidad en nuestras carreteras. Según un estudio de la Fundación Línea Directa, realizado en colaboración con Centro Zaragoza (instituto de investigación de referencia en la reparación de vehículos), si los coches incorporaran el sistema autónomo de frenada de emergencia, el de ayuda para el mantenimiento del carril, el de detección de fatiga y el de monitorización de los ángulos muertos, se podrían recortar un 27,5% los accidentes con víctimas en nuestro país, es decir acabar con 22.893 todos los años, lo que se traduciría en salvar la vida de 419 personas, así como disminuir los heridos graves y leves, en 2.371 y 31.064 personas, respectivamente.

La fundación de la aseguradora ha realizado el informe utilizando los datos de accidentalidad en toda España de 2012, que dejaron 83.115 accidentes con víctimas en las 50 provincias, y centrándose en cuatro dispositivos de seguridad preventiva, considerados como los “más eficaces en la reducción de la siniestralidad según los test de EuroNCAP”.

Entre los sistemas tecnológicos, el de frenado de emergencia autónomo es el que reduciría más fallecidos (202), heridos graves (1.377) y heridos leves (22.487). En segundo lugar en cuanto al número de muertes, está el de ayuda al mantenimiento del carril (110), por delante del de detección de fatiga (91) y del de monitorización de ángulos muertos (16).

La incidencia media en toda España de la inclusión de estos dispositivos en el parque es de 25 muertes menos por comunidad autónoma. De todas ellas, donde habría más reducción de fallecidos sería en Cataluña (75) y Andalucía (64), mientras que donde menos, La Rioja y Cantabria, ambos con tres.

El informe, que ha analizado la oferta de equipamiento de 22 marcas que representan el 77% de las matriculaciones, también precisa que el coste medio de estos dispositivos es de 2.300 euros para el de frenado de emergencia autónomo, 1.300 para el de ayuda al mantenimiento de carril, 1.100 para el de detección de fatiga y 1.000 para el de monitorización de ángulos muertos. Estos sistemas, destaca el documento, son ya una realidad ya que se ofertan también en las marcas generalistas, no obstante su implantación es reducida, puesto que sólo un 2% de los 22 millones de turismos que componen el parque español incorpora alguno de ellos.

volvofatiga 300Gran desconocimiento

Aparte del estudio, la fundación ha realizado una encuesta con una muestra de 1.200 conductores para saber el grado de conocimiento y la opinión de la sociedad española sobre la tecnología preventiva. La mitad de los encuestados no sabe si su coche cuenta con alguno de los sistemas mientras que el 96% desconoce las siglas genéricas que se emplean en cada uno de ellos, por ejemplo AEB en el de frenado.

Este desconocimiento se debe, en parte, a que en seis de cada 10 veces los vendedores de los concesionarios no se centran en información de seguridad, según los resultados de la encuesta, y que el capítulo de la seguridad ocupa el tercer lugar en las prioridades de los compradores, por detrás del precio y del consumo. A pesar de ello, el 62% de las personas reconoce que los dispositivos son útiles frente a un 90% que considera que deberían ser obligatorios.

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